Entre el 20 y 22 de Noviembre de 2018 tuvo lugar el 6º Congreso del Tercer Sector Social, en el recinto ferial de La Farga de l’Hospitalet de Llobregat. Con el lema «Desigualdades sociales, soluciones locales», el objetivo era visibilizar la tarea de las entidades sociales poniendo el foco en la interacción con las administraciones locales y la importancia de fortalecer este trabajo diario para conseguir una sociedad más justa.
De entre todas las actividades, destacamos el debate Poner la persona en el centro de la atención. Una revisión del territorio de los modelos de atención integrada y de base comunitaria. Liderado por Fernando Fantova –consultor social-, Montserrat Falguera -Presidenta de FEATE – y Pau Batlle – Jefe del Área de Políticas y Promoción de la Salud de Dipsalut-. Desde la experiencia de los tres ponentes se abordó el tema de la atención centrada en la persona y sobre la necesidad de replantearse este concepto en toda su dimensión y profundidad. Es decir, pensar más allá de las cuestiones técnicas.
En este sentido, Fantova afirma que “el concepto de bienestar social está pensado desde una óptica muy patriarcal” y añade que “el tercer sector no se ha preocupado por la innovación sino por la defensa de su nicho”. A su tiempo, Batlle describió el proceso ideal para una entidad social a la hora de planificar sus proyectos. De este modo, la primera reflexión tiene que ser entender las necesidades específicas de las personas y colectivos a quién van dirigidas las acciones; en segundo lugar detectar los órganos e instituciones competentes para atender a estas necesidades; y finalmente determinar los recursos necesarios para desarrollar estos proyectos.
De este modo, como gran reflexión se propone un análisis profundo para entender el cruce de caminos donde se encuentran actualmente las entidades y organizaciones sociales: resistir en el bunker conceptual con discursos sobre valor añadido -que indefectiblemente nos encaminan a un ostracismo sin margen de mejora social- o bien repensar cómo recuperar los valores primigenios que impulsaron el sector. Volver al territorio y a la comunidad, a la universalidad del trabajo comunitario y a la solidaridad que lo originó. Así, Fantova concluía en que hay que centrarse para integrar la gran oferta de servicios en la comunidad, “ahora tenemos muchos servicios pero no hay comunidad” por lo tanto precisamos desarrollar un servicio comunitario integral.
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