Es muy probable que a estas alturas ya te hayas hecho, con mayor o menor entusiasmo, un “selfie”. Los forofos a la fotografía sabréis que este tipo de instantáneas requieren de ciertas habilidades por parte del fotógrafo/modelo. Un ángulo determinado, la posición de la cabeza respeto el resto del cuerpo, los labios sutilmente hacia afuera, una iluminación natural y sobre todo un entorno cuidado. Hasta ahora estas eran las claves para mostrar nuestra mejor cara a nuestra audiencia, puesto que las cámaras frontales de los móviles estaban enfocadas a resolver videoconferencias y poca cosa más.
Actualmente algunos de los terminales de nueva generación incorporan cámaras dobles en la parte frontal y sensores de hasta 20 mpx para ofrecer un “selfie” digno de estudio fotográfico. Esta tendencia en los fabricantes de dispositivos móviles nos hace pensar que existe una creciente demanda por el autorretrato y en consecuencia para mostrar aquello que hacemos, con nuestra imagen como protagonista.
Este avance en hardware es muy importante pero sobre todo los adelantos del software en retoque fotográfico han potenciando la mejora de calidad de estas auto fotografías.
En los últimos meses se han producido en la red polémicas alrededor de algunos actores y actrices que han recibido duras criticas, para mostrar su cuerpo tal y cómo es realmente. El uso abusivo de Photoshop u otras aplicaciones de retoque fotográfico ya hace tiempo que protagoniza un debate intenso a la sociedad.
Las redes sociales se pueden volver un espacio superficial y de poca calidad, cuando determinados “influencers” banalizan el uso de la imagen corporal. Estos pueden llegar a promover la idea de que el éxito social va ligado a un cuerpo perfecto y una imagen excelente, en cualquier momento del día. Esta referencia podría incrementar los problemas relacionados con la imagen corporal. (1) Si a este hecho le sumamos los déficits de autocontrol y autopercepción intrínsecos a los adolescentes, tenemos la “tormenta perfecta”.
La cultura occidental y la presión social nos puede traer a buscar aquets estándares de belleza a cualquier precio. Las personas se pueden ver inducidas a realizar dietas estrictas, que pueden llegar a ser perjudiciales por su salud, intervenciones de cirugía estética o el tema que nos ocupa, retocar sus fotografías para mentir sobre su aspecto a las Redes sociales.
Un estudio de la Universidad de Oviedo revela que un 40% de las adolescentes de sexo femenino cree que está un poco o demasiado grasa. La medida objetiva del IMC de estas adolescentes concluye que sólo un 26% sufrían realmente obesidad o sobrepeso (2). En el caso de los chicos adolescentes el autopercepció se corresponde con los resultados objetivos del IMC. Este tipo de estudios nos muestran la presión social que existe, sobre todo sobre las mujeres, para mostrar un cuerpo perfecto.
A pesar de que todavía no hay demasiado evidencia científica al respeto, dada la juventud del fenómeno. Parece adecuado pensar que las Redes sociales pueden agravar los problemas de autoconcepte. Tanto chicas como chicos querrían lucir cuerpos perfectos tal y como lo hacen sus referentes, también llamados influencers, en redes sociales como Instagram.
Hace un años y provenientes del exigente mercado asiático, irrumpieron con fuerza terminales que incorporaban una prestación sorpresiva. Era el llamado efecto belleza, muy valorado por los forofos de las “selfies”. Esta prestación, mejoraba por “software” y en tiempo real el aspecto de la persona retratada. Aspectos como las arrugas o pequeñas imperfecciones de la piel eran borradas en un instante. Otorgando al protagonista la capacidad de rejuvenecer de repente a la pantalla de su móvil.
Actualmente proliferan casi a diario aplicaciones que nos permiten cambiar el aspecto de nuestro cuerpo a las fotografías. Después de analizar algunas de las existentes nos hemos decidido a hacer una pequeña descripción de dos de las más descargadas. Más de 100 millones de descargas, a Google Play, para una de ellas y más de un millón para el otro. Cifras que impresionan si las comparamos con Apps ya consolidadas como la de Twitter que acumula más de 500 millones de descargas.
La descripción de estas Apps prometen cosas cómo:
Adelgaza tu cuerpo con algunos clics
Mejora tus pechos y haz más grande tu culo
Hiciera tu cara más prima
Alarga las piernas
Aumenta tus músculos
Añade tatuajes artísticos y letras
Añade filtros elegantes para embellecer tus fotografías
Después de todas estas prometidas, nos hemos visto casi obligados a ver si estas funciones son reales. También a comprobar si las puede utilizar cualquier persona y si los resultados finales son creíbles. Todo ello para finalizar con una reflexión sobre la necesidad de mentir al resto de personas sobre nuestra imagen.
Algunos ejemplos
Empezaremos con el famoso six-pack. Está claro que unos abdominales muy definidos no se obtienen en 5 minutos. Normalmente es un proceso largo que implica factores como una actividad física regular una dieta especifica que da resultados a medio o largo plazo. Con esta aplicación podemos materializarlo en pocos minutos.
El procedimiento es bien sencillo se trata de abrir una fotografía con la aplicación y aplicar un sencillo stiker. Lo podremos ajustar en la medida y la posición más adecuada. A continuación podéis ver un ejemplo.
El control de las dos aplicaciones que hemos analizado es muy sencillo y no comporta ninguna dificultad. El resultado puede engañar a cualquier persona que no nos conozca personalmente y vea nuestra “mentira” en alguna Red Social.
Cómo decíamos al principio, estas aplicaciones también nos permiten: aumentar los pectorales, añadir tatuajes o modelar el cuerpo para adelgazarlo. Todo ello mediante unos toques a la pantalla y unos pocos minutos. A continuación algunos ejemplos más.
Como veis podemos llegar a modificar completamente nuestra apariencia mediante estas aplicaciones.
En general es muy loable querer tener una apariencia concreta, para gustarnos a nosotros mismos y sobre todo para estar más saludables. El deporte nos puede ayudar a conseguirlo y otras técnicas también.
Aún así nos gustaría remarcar como reflexión sobre todo ello, esta necesidad de ser algo que no eres. La creencia de que todo el mundo tiene que tener un cuerpo perfecto y vivir en una casa con piscina, viajar a países exóticos y vivir las aventuras más extremas, puede surgir del consumo irreflexivo de Redes Sociales como Instagram.
Las Redes sociales son hoy en día un espacio en el que muchos participamos. Un espacio donde generamos nuestra identidad digital. Un espacio donde normalmente sólo muestramos aquello que creemos que destaca sobre el resto. Habitualmente no muestramos nuestra “normalidad”.
Las Redes sociales son un espacio donde nos expresamos, aprendemos, opinamos y al fin y al cabo un espacio de relación que puede influir en nuestra salud mental. Es por eso que hemos querido destacar en este artículo la importancia de ser conscientes de las ventajas y los inconvenientes de su uso. Sobre todo hemos querido enfatizar en la cuestionable utilidad de estas aplicaciones. Estas, en algunos casos, contribuyen a perpetuar unos estándares de belleza cuestionables desde el punto de vista de la salud.
Fotos: Paula Caballero
Bibliografía:
Cramer, S., Inkster, B. (2017). #StatusOfMind – Social media and young people’s mental health and wellbeing. [online]. Royal Society for Public Health. In: https://www.rsph.org.uk/uploads/assets/uploaded/62be270a-a55f-4719-ad668c2ec7a74c2a.pdf
Valverde, P. R., De Los Santos, F. R., & Rodríguez, C. M. (2010). Diferencias de sexo en imagen corporal, control de peso @e Índice de Masa Corporal de los adolescentes españoles. Psicothema, 22(1), 77-83.
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