Más de 1.700 profesionales se reunieron el pasado febrero en Washington DC en el marco del Healthcare Innovation Day, con el objetivo de debatir cómo la interoperabilidad contribuye al ahorro de recursos, la mejora de la eficiencia y la reducción de errores. Entre muchas de las ideas que se pusieron sobre la mesa destaca que "hay que tener en cuenta la interoperabilidad, sobre todo para los pacientes". En concreto, la interoperabilidad acelera la innovación y libera los recursos TIC de los hospitales para que los médicos puedan centrarse realmente en lo que es importante: conseguir la mejora del estado de salud de los ciudadanos.
En el momento en el que existe falta de interoperabilidad, los pacientes sufren problemas generados por aparatos que no son compatibles entre ellos, profesionales de la salud que prestan más atención a la tecnología que al paciente, y decisiones tomadas sin la información crítica necesaria, que a menudo queda aislada y no se puede recuperar del mismo sistema que la ha generado.
La interoperabilidad es la capacidad de uno o más sistemas o elementos de intercambiar información y usar esa información compartida. O expresado de una forma más sencilla: se trata de que los sistemas hablen el mismo lenguaje. Así se definió este término en Washington el pasado mes de febrero.
A veces, los médicos deben basar sus decisiones en información desfasada o incompleta. Todavía hoy, muchos aparatos tecnológicos innovadores no tienen la capacidad de compartir datos. Esto conlleva que los pacientes y los médicos que los atienden no tengan acceso a información que podría ser vital. Es gracias a la implementación de la tecnología basada en estándares que se puede conseguir la interoperabilidad entre sistemas, eliminando las interfaces personalizadas y disminuyendo, por tanto, los costes asociados, riesgos y tiempo.
Si los proveedores de atención sanitaria pudieran disponer de sistemas completamente interoperables, se producirían menos errores y consecuencias negativas. Aparte de conseguir mejores resultados clínicos, la interoperabilidad tiene la capacidad de reducir el dispendio de recursos y mejoraría la eficiencia de los sistemas sanitarios. Según estima el West Health Institute, se podrían ahorrar anualmente entre 30.000 y 40.000 millones de dólares con la implementación de tecnologías basadas en estándares que consiguiesen la interoperabilidad entre sistemas.
Sin embargo, el alto coste y la complejidad de la integración de dispositivos, el desconocimiento por parte de los gestores sanitarios del ahorro y de las mejoras en seguridad que conlleva la interoperabilidad, y la falta de incentivos son las principales barreras para trabajar hacia un sistema interoperable.
En la jornada de Washington DC, los expertos coincidieron en que sin interoperabilidad, el sistema de salud de Estados Unidos cojea, cuando ya debería estar plenamente adaptado y permitiendo la circulación de datos por las autopistas de la información. Se propusieron ocho acciones clave para poner en marcha un sistema sanitario interoperable en Estados Unidos:
1. Reconocer que la falta de interoperabilidad es una crisis y trabajar por el cambio. Es necesario promover la colaboración público-privada para resolver esta crisis de seguridad, eficiencia y recursos sanitarios, y crear conciencia nacional sobre la cuestión.
2. Enfocar el problema de forma acertada: no sólo hace falta recoger datos de los pacientes, sino encontrar la forma de compartirlos. Hay muchos aparatos capaces de generar una cantidad ingente de datos, pero totalmente desconectados del resto.
3. Acelerar la adopción completa de estándares abiertos y sin ambigüedades. Es cierto que hoy en día existen estándares, pero muchos de ellos son poco específicos o incompletos, resultando un obstáculo para la expansión de la adopción de las TIC. La apuesta por las soluciones libres puede ser una solución.
4. Conseguir incentivos y crear demanda. Es necesario un esfuerzo regulatorio e implicar a los hospitales, sistemas sanitarios y los gestores.
5. Garantizar la validez, la privacidad y la seguridad de los datos, que deberían ser privados para proteger a los pacientes.
6. Reducir las complejidades técnicas de implantar la interoperabilidad para los hospitales, sistemas de salud y profesionales de salud. Siempre que sea posible, las iniciativas de interoperabilidad deben orientarse a reducir la complejidad.
7. Hay que convertir los datos en bruto en información ya lista para ser usada para médicos y pacientes. Se deberá disponer de herramientas analíticas avanzadas para conseguirlo.
8. Garantizar el acceso seguro a los datos para los pacientes y también para los investigadores. Los pacientes tienen derecho a acceder a sus datos de salud. Los profesionales y quienes se dedican a la I+D+i también deberían tener acceso a esta información para facilitar el trabajo de conseguir mejores tratamientos, siempre respetando la privacidad de los pacientes.
Igniting an interoperable healthcare system. The Office of the National Coordinator for Health Information Technology – US Government y West Health Institute, febrero de 2014 [acceso: 13 de mayo de 2014]. Disponible en: http://www.westhealth.org/…
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